Conocido como (TDAH),este trastorno representa una condición que afecta a millones de niños y en algunos casos puede continuar en la edad adulta. Esta afectación se caracteriza por la combinación de alteraciones en el comportamiento, tales como poca atención, hiperactividad e impulsividad, la cual, si no es canalizada puede traer consecuencias en la vida de la persona que la presenta.

¿Sabías que?

Entre el 3 y el 5% de cada 100 niños escolarizados son diagnosticados con trastornos por déficit de atención con hiperactividad, y que el género influye en ellos, teniendo el sexo masculino mayor predominancia.

¿Cuándo hacer un diagnóstico?

Es recomendable realizar estudios entre los 6 a 7 años si presentan síntomas ligados a este trastorno, ya que antes de estas edades el niño y la niña aún presentan múltiples factores psicomadurativos con una gran variabilidad,sin embargo se podría ir observando comportamientos y hacerle seguimiento en edades inferiores.

¿A qué se debe esta condición?

Luego de diversos estudios, surge la hipótesis de que esta condición tiene origen biológico, alteraciones anatómicas  y bioquímicas junto con factores genéticos, sin embargo no han llegado a una conclusión unánime, ya que resulta difícil identificar una sola causa, así que por ahora no existe un factor determinante y definitivo que responda al origen del trastorno.

¿Sospechas que tu hijo tiene TDAH?

Las principales características son

Atención

  • Frecuente incapacidad para prestar atención a los detalles, junto a errores por descuido en las labores escolares y en otras actividades.
  • Frecuente incapacidad para mantener la atención en las tareas o en el juego.
  • A menudo aparenta no escuchar lo que se le dice.
  • Imposibilidad persistente para completar las tareas escolares asignadas.
  • A menudo evita o se siente sustancialmente incómodo ante tareas como los deberes escolares, que requieren un esfuerzo mental mantenido.
  • A menudo pierde objetos necesarios para algunas tareas o actividades, como material escolar, libros, etc.
  • Fácilmente se distrae ante estímulos externos.
  • Con frecuencia es olvidadizo en el curso de las actividades diarias.

Hiperactividad

  • Con frecuencia muestra inquietud con movimientos de manos o pies, o removiéndose en su asiento.
  • Abandona el asiento en el aula o en otras situaciones en las que se espera que permanezca sentado.
  • A menudo corretea o trepa en exceso en situaciones inapropiadas.
  • Inadecuadamente ruidoso en el juego o tiene dificultades para entretenerse tranquilamente en actividades lúdicas.

Impulsividad

  • Con frecuencia hace exclamaciones o responde antes de que se le hagan las preguntas completas.
  • A menudo es incapaz de guardar turno en las colas o en otras situaciones en grupo.
  • A menudo interrumpe o se entromete en los asuntos de otros.
  • Con frecuencia habla en exceso sin contenerse ante las situaciones sociales.

Recomendaciones para los padres:

  1. Organizar actividades para canalizar su energía, la práctica de algún deporte o actividad de su interés sería de gran ayuda
  2. Establecer hábitos y rutinas diarias
  3. Disminuir exigencias en sus estudios buscando adaptarlas al niño
  4. Si el niño está en la etapa escolar realizar reuniones periódicas para la retroalimentación con los cuidadores o profesores para revisar progresos o inconvenientes que se presenten
  5. Reforzarlo positivamente por algún logro así sea mínimo: lo hiciste muy bien, te felicito, eres un gran niño, y así ir aumentando su autoestima.
  6. comprensión y paciencia
  7. Paz y tranquilidad en el hogar
  8. Realizar actividades recreativas en casa que sean cortas pero que le dejen algún mensaje significativo.
  9. Si sienten que les faltan herramientas para el abordaje de su hijo, no duden en consultar a un profesional de la salud mental, él les servirá como apoyo ante esta situación.

 

¡Ánimo no están solos!

Mariana Mustiola/ Psicólogo Clínico/ @marianamustiola